¿Autoestima baja? Cómo dejar de ser nuestro peor enemigo

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Motivación

¿Autoestima baja? Cómo dejar de ser nuestro peor enemigo

Si buscamos la palabra autoestima en la Real Academia Española (RAE) nos encontramos con la siguiente definición: “Aprecio o consideración que uno tiene de sí mismo”. Si ahondamos en este término, la autoestima podría entenderse  por el conjunto de percepciones, imágenes, pensamientos, juicios y afectos que tenemos sobre nosotros mismos.

En definitiva, “se trata de la valoración que hacemos de nosotros a lo largo de la vida y de lo que consideramos que los demás perciben cuando interaccionan con nosotros o nos evalúan”, afirma Elisa García Martínez, psicóloga del Centro TAP.

Abarca todos los aspectos de la vida, añade Marina Díaz-Marsá, presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid (SPM), “desde el físico hasta el interior, pasando por la valía o la competencia. Se trata de la valoración que hacemos de nosotros mismos, la cual no siempre se ajusta a la realidad. Esa valoración se forma a lo largo de toda la vida y bajo la influencia de los demás”.

¿Se cultiva desde la infancia?

La autoestima se va construyendo, al igual que el autoconcepto, desde la primera infancia y va, poco a poco, haciéndose más compleja a medida que el desarrollo avanza. “Antes de los 6 años los niños suelen tener una autoestima muy positiva y elevada; a partir de esa edad, adquieren importancia los iguales, se establece una comparación social y las valoraciones que hacen de sí mismos son más objetivas y realistas. Posteriormente, la autoestima se va consolidando. En el desarrollo de la autoestima influyen la educación familiar y las relaciones con otros niños y profesores”, explica Díaz-Marsá.

Por su parte, García Martínez menciona que algunos expertos consideran que la edad más importante  para constituir la autoestima está entre los 3 y los 10 años.  Es durante esta etapa donde los padres deben ayudar y acompañar al niño a construir su propio autoconcepto. ¿Cómo se hace esto? Pues bien, “ayudándoles a modelar la imagen de sí mismos y la emoción hacia su propia persona. Para esto no hace falta exagerar sus cualidades sino simplemente ayudarles a explorar el mundoque desarrolle las habilidades necesarias para resolver problemas en su vida diaria y detectar cuáles son sus fortalezas, que las conozca y las sepa utilizar”.

¿Qué factores o situaciones pueden reducir la autoestima?

La baja autoestima puede depender de multitud de factores, como los antecedentes de la persona, su entorno familiar, laboral y social, la edad o su estado físico y mental, según la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid. “Entre las causas más frecuentes de baja autoestima podemos destacar las siguientes: mensajes negativos, abusos, ridiculización del aspecto físico, mal ambiente familiar, dificultades académicas, experiencias negativas tempranas o falta de demostración de cariño y afecto por el entorno”.

Para la psicóloga de TAP, uno de los factores principales que pueden reducir la autoestima es “la falta de autocuidado a distintos niveles (físico y mental) y que se puede reflejar de muchas formas diferentes, como por ejemplo, en un diálogo negativo con nosotros mismos (la famosa autocrítica o autoexigencia), no poner límites o permitir que otras personas abusen de nosotros, el compararnos con otras personas (amigos, familia, o incluso desconocidos…). Todo esto no nos permitirá aprender, ni incorporar nuevas destrezas o avanzar en nuestro crecimiento. Por supuesto, las relaciones amorosas tóxicas también pueden ser tremendamente nocivas para nuestra autoestima”.

Consecuencias

Las consecuencias de una baja autoestima pueden ser muy diversas, dice García Martínez, y en cada persona puede afectar de distinta forma. Sin embargo, algunas de las más comunes pueden estar relacionadas con sentir un bajo estado de ánimo; alto nivel de sufrimiento fruto de la comparativa social constante; trastornos de la alimentación (relacionados con la insatisfacción del físico); se puede llegar a ser víctima de abusos de distinto índole; presentar bajas habilidades sociales y, por tanto, una vida social poco satisfactoria, e incluso enfermedades como la hipertensión como consecuencia a la somatización emocional. En algunos de los casos más graves puede encontrarse ideación suicida.

Del mismo modo, la presidenta de la Sociedad de Psiquiatría de Madrid, indica que una baja autoestima lleva a la persona a sentirse desvalorada y a estar siempre comparándose con los demás, subrayando las virtudes y las capacidades del resto. Ello puede condicionar a tener apatía, a no tener objetivos, a no ver sentido en nada y a convencerse de que es incapaz de lograr cualquier cosa que se proponga.

Además, comenta esta psiquiatra, “la baja autoestima puede condicionar la aparición, junto con otras causas, de diferentes trastornos como episodios de depresión o ansiedadtrastornos de la personalidad, trastornos de la conducta alimentaria, adicciones o conductas suicidas”.

Claves para mejorar la autoestima

García Martínez explica que algunas de las claves principales para mejorar la autoestima implican el trabajo con uno mismo y el esfuerzo por mejorar en algunas áreas como:

  • La aceptación de uno mismo, incluyendo no solo las fortalezas sino también aquellas cosas propias que no nos gustan tanto.
  • El tratarnos  bien y con respeto será otro punto indispensable; ser compasivos con nosotros mismos.
  • El cuidar de nuestra salud física: hacer deporte, someterse a revisiones médicas periódicas y dedicar un tiempo al ocio y hobbies.

“Siguiendo estas directrices y trabajando en ellas podremos conseguir tener una buena y sana autoestima”, subraya la psicóloga, puntualizando que existen ocasiones en las que por diversas circunstancias la autoestima ha sido muy dañada y trabajar todo lo descrito anteriormente de forma autónoma resulta muy difícil. Se aconseja en estas situaciones acudir a un profesional (psicólogo) que sepa identificar, orientar y ayudar de la manera adecuada.

Según Díaz-Marsá, lo fundamental es saber los condicionamientos y las causas que han determinado esa baja autoestima para abordarlas terapéuticamente e identificar y tratar los posibles trastornos asociados. Tener una autoestima sólida implica aceptar las fortalezas y las debilidades para reconocer el valor personal, apoyarse en valores más que en objetivos, identificar las capacidades personales, racionalizar y desvincularse de los pensamientos negativos, aprender y perdonarse los errores y centrar la atención más hacia fuera que en uno mismo.

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